Resumen Ejecutivo
Debido a las inundaciones producidas por el desborde de los ríos en la región amazónica del Perú, la Presidencia del Consejo de Ministros declaró el Estado de Emergencia en 43 distritos del departamento de Loreto. Ante la presencia de más de 220 mil damnificados e ingentes daños en todo el territorio loretano, instituciones públicas a nivel nacional, regional y distrital en colaboración con instituciones de cooperación internacional brindaron apoyo a la población afectada, organizando e implementando una respuesta integral a la emergencia en los sectores prioritarios de Alimentación, Albergue o Centros Colectivos, Vivienda, Medios de Vida, Salud y Agua, además de Saneamiento,
Nutrición y Seguridad Alimentaria, Protección y Recuperación Emocional, Educación y Comunicación Social.
En esta investigación, se busca describir las buenas prácticas, las lecciones aprendidas y las limitaciones enfrentadas en los procesos de coordinación y aplicación de las acciones de respuesta humanitaria y de rehabilitación llevadas a cabo frente a la emergencia. Su desarrollo fue posible gracias a la recopilación y análisis de fuentes secundarias de información; a la entrevista de funcionarios, autoridades y técnicos de 38 instituciones públicas y privadas —locales, nacionales e internacionales—; a la participación en el Taller Provincial Lecciones Aprendidas, realizado en Yurimaguas; y a los resultados alcanzados en las mesas temáticas de vivienda y albergue en el Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) de Loreto.
Se muestra, también, que la inclusión de componentes de Gestión del Riesgo de Desastres en los planes de gobierno de algunas Municipalidades Distritales, la instalación del Centro de Operaciones de Emergencia Regional, el liderazgo del Gobierno Regional de Loreto, la asistencia técnica brindada por instituciones de nivel nacional y la capacidad de movilizar fondos de organizaciones de la Red Humanitaria Nacional constituyeron fortalezas en los procesos de coordinación implementados para la intervención humanitaria.
Ahora bien, a nivel operativo, resultó positiva la inclusión de componentes de fortalecimiento institucional. Y, para emergencias futuras, la organización de dos talleres (uno regional y otro provincial) de lecciones aprendidas representó una práctica de suma utilidad.
Entre otras de las buenas prácticas presentes en la respuesta a esta emergencia, cabe mencionar la transformación de las mesas temáticas de Albergue y Vivienda en Loreto en espacios permanentes de diálogo; la transferencia de fondos para apoyar acciones de respuesta por parte del Gobierno Nacional a los sectores regionales de Salud y Agricultura; la validación de un único plan de acción compartido en Agua y Saneamiento; la instalación de espacios de Protección y Recuperación socioemocional, dedicados a menores en albergues temporales y localidades afectadas; la elaboración interinstitucional de un plan de contingencia y de un currículo de emergencia en Educación; y la validación de una campaña comunicacional común a toda la intervención.